Despertador con besitos

Tengo un despertador nuevo, el mejor que existe, tanto que no hay fortuna en el mundo que pueda comprarlo y por más cansada que estés no puedes evitar rendirte a sus pies y comenzar el día enseguida con una sonrisa en la cara.

El despertador se llama Miranda, y funciona de lunes a domingo, dándome un beso suavecito en la boca con mucho cariño, seguido de una cabeza pequeñita que se apoya en mi cuerpo como diciendo que me ama y que está loca porque me levante a jugar con ella.

Para que la cosa sea justa y papá no termine protestando, la señorita mañanera se voltea hacia el otro lado de la cama y repite el procedimiento, aunque el papá a veces no se entera pero se muere de ternura cuando se lo cuento en el desayuno.

Si el besito no fue suficiente para despertar a mamá, se baja de la cama con papá, juega un poco, y vuelve de vez en cuando al borde de la cama a repetir la técnica para ver si esta vez ya funciona, pero a veces pareciera que le toman el pelo y que lo hicieran solo para que lo esté repitiendo.

Jamás pensé que iba a amar tanto que me despertaran.