lunes, 28 de abril de 2014

Criando en el campo: Marzo y abril 2014


Aquí estoy. Gracias de nuevo por pensar en mi, estoy mejor. Hace una semana tuve que irme a urgencias porque tuve mucho dolor, estaba aterrada la verdad, por el camino al hospital más cercano (30 minutos) me hice toda la novela de tener que volver a cirugía. Pero después de una ecografía y de una vena rota por la inyección de un analgésico que yo ni quería, volvimos a casa. 

Sigo de reposo y con una molestia en el lado derecho. Se supone que es debido a la malla que me pusieron en el costado, pero aun no me queda muy claro si pasará o si debo irme acostumbrando... espero que sea lo primero. 

En unas semanas veré de nuevo al médico para evaluar si la molestia y el "hematoma residual" que aun tengo en el músculo han mejorado. 

Ya se acaba abril, pasó rápido ¿verdad? a pesar de que me lo he pasado casi todo echada en una cama, siento que se fue volando. 

La primavera en casa ha llegado groseramente verde. Lo cual tiene encanto, pero a la vez me frustra, porque todo el espacio de terreno en el patio que habíamos limpiado a mano, está de nuevo lleno de maleza. Es ridículo, creo que se quedará así hasta que decidamos cómo lo vamos a cubrir (césped, piedras..) porque el trabajo es fuerte, y ahora no puedo hacerlo hasta dentro de unos meses. 




Tenemos un mini-huerto ya. Por ahora no puede ser tan lindo y ordenado como lo imagino, pero al menos ya comenzó a producir, que es lo más importante. Y a pesar de que los caracoles amenazaron con acabar con todo al inicio, ya va mucho mejor. Cenizas y cerveza, dos opciones biológicas para luchar contra esa plaga. 

Las lechugas están grandes y muy verdes, listas para comerlas, claro que como son las primeras nos hace ilusión seguirlas viendo en su camita de tierra. 


Mis puerros, o ajoporros, son mi mayor orgullo. Están grandes y fuertes, al igual que mis coles. También los girasoles que Mími me ayudó a sembrar están grandes y ahora, después de sobrevivir a los caracoles, sufren los peligros de cuando ella los viene a "cuidar" con su pala. 

Mími dice que tenemos el huerto de "Pite rabi" en casa, y yo muero de emoción y ternura. Por cierto que también dice que la pequeña puerta que da a un depósito minúsculo debajo de las escaleras de casa, es de la casa de Peter. 




El árbol de ciruelas está a reventar, el de kiwi ya está lleno de hojas. Han salido las primeras fresas y espero con ilusión que Mími pueda comérselas cuando estén listas. 

En los últimos días ha sido muy poco lo que he podido hacer por nuestras plantas, solo ponerle agua a todas las que tenemos dentro de casa y quitar las hierbas malas a las que están elevadas del suelo. Pero mi suegro, que es un experto, nos ayuda muchísimo, y el padre y la chiquilla visitan el patio y cuidan todo cada día. 



Ah, y Manchas el gato, aquí retratado en uno de sus lugares de esparcimiento favoritos, mantiene a los roedores alejados. 

Tenemos erizos en el jardín ¿pueden creer? yo aun no he visto uno, salen por las noches. Son lindos, es verdad, pero creo que cuando vea el primero me va a dar un ataque. 

Como pueden ver en la primera imagen de este post, nuestras gallinas son unas muchachas muy aplicadas y no hemos vuelto a comprar huevos en el supermercado. Todo el crédito al abuelo, el padre y la niña, que son los que alimentas a las doñas y los que entran a recoger los huevos, a mi me ponen nerviosa con esos picos y los ojos de adictas al diazepam. 



El domingo pasado estuvo por aquí el Conejo de Pascua y trajo chocolates para todos. Los dejó por toda la casa y el jardín. Mími estaba tan feliz.. chocolate, pocas cosas le gustan más. Repartió algunos camino al parque y en la sala de espera mientras me quitaban las grapas de la cirugía. 

La semana antes de mi cirugía nos fuimos a un hotel a relajarnos y a celebrar los tres años del alta de Mími. Ya va a hacer un mes y ella aun me pregunta cada día si hoy también vamos al hotel.. amó escoger su desayuno del buffet y la piscina. Estuvo nadando sola con los manguitos, me emocionó mucho. 




También visitamos la Feira de Março en Aveiro, nos reímos a carcajadas Mími y yo en las tazas locas y nos "ganamos" un peluche de perro horroroso que negocié por un Dragón con más encanto. 

Visitamos la playa por primera vez este año. Ahora Mími en sus monólogos se pone un sombrero y gafas y le dice a los muñecos que vayan a "tomá sol na playa". 

Todo va más o menos tranquilo, supongo. Aunque ya entré en un estado de alerta ansioso, en cualquier momento seré tía, y la distancia hace la tensión aun más complicada. 

Espero el mes de mayo y todas las emociones que trae. También espero ya sentirme mejor y volver a recuperar el espacio que los juguetes regados por cada rincón han tomado. Gracias de nuevo a todos por la compañía y los buenos deseos. 






miércoles, 23 de abril de 2014

Feliz día del libro 2014


Ilustración de 

***

Sigo en reposo, ahora más estricto porque el hematoma residual que tengo en el músculo no mejora y los dolores han empeorado.. 

viernes, 18 de abril de 2014

Gracias Gabo


Cuando personajes famosos fallecen, sus simpatizantes se lamentan. Ahora tenemos las redes sociales y nos lamentamos juntos. Normalmente yo pienso en ellos, en sus historias, y sonrío, o dejo salir una lagrimita. Hasta ahí. 

Gabriel García Márquez ha muerto, el también, como un día lo haremos nosotros, no somos eternos. Pero esta partida me ha hecho pensar en tantas cosas.. su muerte ha hecho que la parte de mi corazón que adora a América del Sur me mire con cara resentida, porque para no sufrir todos estos años, he tenido que ignorarla. 

Un hombre particular. Me lo imagino volteando los ojos con cada homenaje cursi que le hacemos hoy. Asomándose desde el ataúd y mandando a todo el mundo a su casa porque no pasa nada, la vida continúa. 

No recuerdo qué edad tenía cuando leí el primer libro del Gabo. El coronel no tiene quién le escriba. Sé que tenía menos de 14 porque mi abuela vivía, y recuerdo exactamente esa tarde calurosa, en mi propio Macondo, en la que me eché en su cama a leerlo. Lo terminé antes de que mi madre volviera del trabajo. 

Luego en bachillerato, teníamos que leer alguno de los Doce cuentos peregrinos y exponer en clase al respecto. Yo leí los 12, hablé de cada uno, y cuando terminé, se me salía una lágrima de emoción. ¿Será que lo de el sentimentalismo empeora con los años?... 

Unos años después, me encerré a leer sin parar El amor en los tiempos del Cólera. Quería saber si Fermina y Florentino al final iban a dejar de ser tan tontos y tercos o si se iban a quedar toda la vida sin aceptar lo evidente. No esperaba que tomase 53 años, 7 meses y 11 días con sus noches..  

Viví en Macondo. Conocí a los Buendía y leí despacio, no quería que la historia terminara nunca.  

La disputa de Fermina y Juvenal por lo del jabón en el baño, y lo que las hormigas hicieron con el bebé, son partes de dos de sus historias que jamás olvido. 

 Esto es lo que más amo de este escritor. La capacidad para hacerme sentir que un lugar existe y que estoy ahí, la habilidad de hacerme sentir como una abuela, como un niño, como un enamorado. 

Hace dos semanas traje de la biblioteca uno de sus libros que no he leído: La Mala Hora

Hoy, siento que este hombre que respeto, que no me importa de quien fue amigo o qué dijo aquí o allá, vive un poco en lo que hago, en los rincones llenos de plantas de mi casa, en mi amor por los patios y mi fascinación con los pueblos y sus personajes particulares. 

Gracias Gabo, un día le mostraré a mi hija tus libros. Gracias por las tardes emocionantes, por los 11 libros tuyos que he leído y los que me faltan por leer, por las emociones, las historias y por tantas visiones del amor. 

Hoy vi en las noticias una frase que escribió en una postal que mandó desde Portugal en 1975 y me dejó con una sonrisa en la cara, porque es exactamente así como un día la definimos mi marido y yo:

 «Lisboa es la mayor aldea del mundo. Cuando regrese, te cuento de esta revolución.»


jueves, 17 de abril de 2014

El sol que me da calma


Cada vez que Mími entraba en mi habitación del hospital, era como si el mismísimo sol me iluminase desde el marco de la puerta. Cada día con un nuevo anuncio, a veces indiscreto, que me hacía reír sin importarme el dolor de las grapas. 

¿Estás contenta hoy mamá, ya no tienes dói-dói?. Cada mañana desde que volvimos a casa me lo pregunta con una sonrisa. Le digo que tengo dói-dói pero que estoy contenta igual. Me pide que le muestre el dói-dói para darle un beso. 

Sale por el pueblo con su padre y recoge flores para mi. Van al parque y me dice "ya veninos mamá, tu espera aquí"... a su padre en el parque le dice "un ratito y nos vamos con mamá". 

Me trae mis cosas al sofá, recoge lo que le pido, se sube al sofá para que no me cueste vestirle, se me acerca corriendo aunque un poco asustada cuando no puedo evitar una carcajada o un estornudo y dejo salir un grito de dolor. "ahora te dou un besito y ya estás contenta" 

Ayer no podía levantar la cabeza para mirarla desde mi cama para ver si ya había abierto los ojos en la suya. Me levanté y me acurruqué a su lado. Se despertó sonriendo, nos quedamos una hora jugando en la cama. Ella conversando con ese perrito que llevo en la uña hace unas semanas y que le pedí a las enfermeras de cirugía que por favor no me quitaran. 

Se sienta en el sofá junto a mi, me acaricia el brazo mientras ve dibujos concentrada. Yo aprovecho que no estoy con mis labores del día a día, y simplemente la abrazo, la miro. Y como todo los días, no puedo evitar decirle "que bella eres coño..." ella sonríe con los ojos fijos en la tele, me dice "tu tamén mamá, tu tamén.."
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Gracias por sus mensajes preciosas, en la entrada anterior les dejé mis comentarios/divagaciones (las más largas ever.)

lunes, 14 de abril de 2014

Con la endometriosis lloré...

Con la endometriosis he llorado... Soy optimista y normalmente me gusta quedarme del lado de la luz. Soy agradecida por la vida que tengo, pero creo que cualquiera que la sufra tiene sus días oscuros. 

Con la endometriosis lloré el día que después de varios meses sintiendo un dolor extraño, mi médico de familia me dijo simplemente que era la cicatriz  de la cesárea de hacía 10 meses "acomodándose". Yo sabía que no.  

Lloré cuando tuve que cambiar mi día a día con mi bebé. Encerrándome en casa cuando me dolía, cancelando planes, dejando de ver amigos.. 

Lloré cuando había ya pasado un año y no encontraba respuestas. 

Lloré cuando en urgencias dos doctores diferentes revisaron mi caso y al final me mandaron a casa diciéndome que los dolores eran solo gases. 

Lloré cuando finalmente mi médico de familia me dio ordenes para ecografías y nadie encontraba nada. 

Lloré cuando en otra diferente que intentamos encontraron "algo" pero no sabían qué. 

Lloré cuando un tiempo después el técnico anticipado que me hacía una tomografía pensó que podía ser algo maligno. 

Lloré unos días después cuando los resultados decían que no. 

Lloré cuando corrí a la consulta del médico a decirle que el diagnóstico raro de la tomografía me había hecho investigar, que finalmente encontré un caso parecido al mío y al final era lo que yo sospechaba que tenía pero que ni estaba segura de que podía pasarme en mi situación: endometriosis. 

Lloré cuando al fin la cuarta doctora a la que acudí me dijo después de examinarme muy bien que ella estaba segura de que lo mío era "endometriosis en el músculo" que no estuviera tan asustada. 

Lloré el día que llegué a la quinta doctora (del público, porque la del diagnóstico era demasiado cara) y me dijo que si lo que tenía era dolor, que tomara paracetamol. Que cómo iba a tener endometriosis si no tenía útero. Ese día lloré también por la impotencia que me causa la ignorancia (incluso de los médicos) sobre esta enfermedad crónica, a pesar de que afecta a 176 millones de mujeres en el mundo.

Lloré el día que en un examen finalmente se vio algo más claro, claro, ya habían pasado dos años, estaba más grande y cada día dolía más. Un médico, de esos buenos, el sexto en estudiar todo, dio el diagnóstico definitivo: endometriosis de la pared abdominal. Eso explicaba el dolor al moverme, reírme, toser, estornudar.. ¿cuándo no usamos los músculos del abdomen?.. 

Lloré mientras me hacían la resonancia magnética para ver la profundidad del problema. Me sentí demasiado vulnerable y asustada. 

Lloré cuando sin saber qué hacer, con la orden de cirugía ya en la mano,  una mujer que sufre lo mismo me ayudó sin conocerme y me consiguió una cita con un médico especialista, en un hospital público y sin esperar más. El séptimo médico. 

Lloré mientras esperaba la cirugía, porque los días con dolor se fueron haciendo peores, y mi paciencia enel día a día más corta. 

Lloré el día antes de irnos al hospital, abrazada a mi niña, diciéndole que la amaba. 

Lloré al momento de besarla cuando me llevaban al quirófano. Ella también. 

Lloré cuando unas enfermeras me preparaban para la cirugía y me preguntaba si ya había sido operada - Sí, una cesárea/histerectomía a las 25 semanas por tres kilos de miomas-.

Lloré más cuando me preguntaron por el bebé. Les dije su nombre, que tiene tres años y que es preciosa.. 

Lloré cuando después de pasar el día contenta a pesar de los vómitos y de los mareos post-operatorios, porque al fin salí de "esto", la octava doctora me dice que la operación fue complicada, que el endometrioma estaba  demasiado agarrado al músculo y que tuvo que cortar parte de este y de la membrana que lo cubría. Ahora hay una red en su lugar.

Lloré en la soledad horrible de mi cama de hospital. Hasta ahora habían sido pocas lágrimas y a seguir luchando,  pero en este momento deje salir todo. Aquí es cuando más llore. Sin parar, despacio para que no me dolieran las grapas. Tres jodidos años, los mejores de mi vida y al mismo tiempo los más dolorosos, con este fantasma encima queriendo hacerme sombra. 

Lloré con cada aguja, que fueron pocas, es verdad, pero estoy harta del dolor coño, harta. 

Lloré al ver a mis amores irse al hotel sin mi por tercer día consecutivo. Por mi pequeñita diciéndome que me daba un abrazo y así ya no iba a estar más triste. Debía estar feliz de escuchar eso, pero lloré y lloré...

Lloré al salir del hospital despacito, llevando a Mími de la mano, mientras ella me decía "¿viste mamá? hay sol... " y me besaba la mano que aseguraba la suya. 

Lloré cuando finalmente en casa, todos nos fuimos a dormir, pero yo sigo en una cama sola, ya no como la del hospital, pero sola, porque tengo miedo de que me lastimen mientras duermo. Y la soledad cuando no estás solo, es peor. 

Lloro porque me cuesta este reposo fuerte, en el que ni debería estar sentada escribiendo esto. ¿Cómo reposas el abdomen? ¿acostada boca arriba, si moverte? Seguro cuando la doctora me dijo que no hiciera esfuerzos con el abdomen quería decir cosas más pesadas, pero  estoy preocupada, tengo miedo de joder todo. De que mi cuerpo rechace la red que me pusieron para no dejar pasar los intestinos donde antes estaba el músculo. 

Lloro porque tengo miedo, esta vez no lo puedo evitar, pero eso también significa que estoy viva, lo sé. 

Soy valiente, creo que sí. Una guerrera, puede ser. Una más de tantas. Pero también tengo días oscuros, y lo más irónico de todo, es que cuando finalmente la endometriosis se ha ido, es cuando más lloro porque estuvo. 




martes, 8 de abril de 2014

Vuelvo al quirófano

La carta llegó la semana pasada. Esa que he estado esperando hace unos meses, y que he temido y deseado al mismo tiempo. Este jueves 10 está marcada mi cirugía para "limpiarme" de la endometriosis. 

¿Tengo miedo? seguro. Aunque no estoy pensando mucho en el asunto, porque no lograría nada. Esta operación no es para ponerme tetas o arreglarme la nariz, no correría ese riesgo. Me opero para volver a tener una vida tranquila, donde pueda levantarme de la cama sin dolor, reírme a carcajadas y volver a correr en paz.

La endometriosis me ha quitado mucho los últimos tres años. Me quitó tiempo, sonrisas, viajes, días de porteo de mi pequeña, tranquilidad, ganas de ejercitarme y sobre todo mucha mucha energía. 

A pesar de que no tengo anemia desde que me quitaron el útero, siempre me siento cansada, débil y con dolores en la espalda y el abdomen. Es muy agotador. 

Y no imagino la vida de las mujeres que están peor que yo. Quisiera abrazarlas y decirles que lo siento. También me gustaría decirles que todo va a estar bien, que la cura ya está por venir, pero cuesta ser tan optimista.

Me tomo unos días para recuperarme. Espero volver pronto.

Namasté. 


domingo, 6 de abril de 2014

Tercer año de esta vida hermosa



Hace tres años a esta hora me estaba costando infinito quedarme dormida. Al día siguiente, después de 92 Días de angustias y espera, Mími venía a casa. Mañana celebramos "el otro cumpleaños". Un día tan feliz, que lo recuerdo en cámara lenta y con imágenes nubladas de emoción. 

Hoy fue un día largo y muy divertido. Feria, atracciones mecánicas, peluche "cololido", golosinas, la primera visita a la playa del año, y un largo baño de piscina calentita. 

Mañana, abrazos, muchos abrazos. Hace tres años mi niña dejó de dormir sola, y yo pasé de vivir soñando a vivir mi sueño. 

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En la imagen, nuestra primera manicure juntas, mamá y bebé gatitas <3 

miércoles, 2 de abril de 2014

Día Internacional del Libro Infantil. 5 nuevas recomendaciones


Hoy es el Día Internacional del Libro Infantil, así que me tomo unos minutitos para contarles sobre los que compramos y trajimos de la biblioteca las últimas semanas y que a Mími le encantaron.

Ya conocía el personaje pero nunca había leído los libros. Trajimos uno de la biblioteca y ahora lo tengo en la lista de los próximos por comprar. Es dulce y entretenido. A Mími le gusta, a pesar de que el libro tiene pocas ilustraciones y las historias son largas. Lucha para no dormirse mientras se lo leo. Lo recomendamos para mayores de tres años.

El segundo de Oliver Jeffers que nos gusta. El mes pasado ya les hablaba sobre Este Alce Es Mío. La historia Arriba y abajo es corta, va de la amistad entre un niño y un  pingüino que estaba empeñado en volar. Las ilustraciones muy bonitas, son lo mejor del libro. 

También de  Jeffers. Mími no dejó de hablar ni un instante mientras le leía este libro. Me preguntó mil cosas, señalaba detalles de las ilustraciones, me decía lo que pensaba al respecto de los hechos.. Si soy sincera, a mi el final no me gustó mucho, pero bueno, el libro era para ella, y a ella sí que le gustó.

Al fin encontré aquí en Portugal más libros de Lauren Child. Esta vez compramos dos, entre ellos: Perdona, pero ese libro es mio. Quienes conocen la serie Charlie y Lola o Juan y Tolola, como le llaman en España, tal vez recuerden este capítulo de la serie en el que el hermano mayor trata de explicarle a Lola que los libros de la biblioteca no le pertenecen. Divertido, aunque el siguiente del que les hablo nos gusta más. 

Encontrar este libro en castellano es misión imposible. Lo tenemos en portugués, y aquí se los enlazo en inglés. Es nuestro capítulo favorito de Charlie y Lola, nos lo sabemos de memoria, y aun así, quería comprarle a Mími el libro. La historia es encantadora y con muchos elementos de la fantástica imaginación que tienen los niños. Perfecto para sonreír un poco antes de dormir. 

En la imagen arriba hay dos libros más, La Fiesta de Miffy, que nos gustó pero no encantó, y la historia de "To gatinho" uno de los personajes de Beatrix Potter. El segundo, forma parte de la colección que vamos armando con los libros de Potter que me voy consiguiendo en las ferias callejeras de libros. Ya llevamos tres y cada uno me ha costado solo 3 euros, en versión tapa dura. Una maravilla.

Otro libro que tuvimos hasta hace poco en casa y que lamentablemente ya tuve que regresar a la biblioteca fue Goodnight Moon.. es ridículo como a Mími le gustó tanto.. en inglés está en rima, pero mi "traducción simultánea" no, aun así, una noche rompimos el récord de repeticiones, más de 10 veces seguidas me pidió que se lo leyera. Es dulce, corto y me arrepiento de no haberlo comprado cuando Mími estaba más pequeña. Está también en español: Buenas Noches Luna, pero como suele acontecer en estos casos, las rimas no son tan buenas como las originales. 
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