Hace años, cuando vivíamos en Inglaterra, hice una
lista de cosas que quería recordar si alguna vez me iba y sentía ganas de volver, porque con el tiempo las cosas malas se olvidan un poco, y podemos ponernos románticos. Aunque confieso que hasta ahora no he sentido ganas de volver a vivir allí.
Ahora me voy de Lisboa, y además vamos a vivir en una casa, y no en un apartamento, como casi toda mi vida. Y vienen muchos cambios, y cosas que seguro ni me espero, pero sé bien las que ya me tienen cansada, y quería dejarlas aquí, por escrito, para no olvidarlas:
Lo que voy a extrañar de esta casa y de Lisboa:
Las personas con mente más abierta
Estamos en una capital, hay gente de todo el mundo viviendo a nuestro alrededor, gente que viaja, que lee, que ha tenido muchas experiencias en la vida. No que en el pueblo no haya de esto también, pero sin duda es más escaso, y aunque Lisboa es casi un pueblo, hay más gente que ve el mundo como nosotros, y que no le parecen extrañas muchas cosas de las que pensamos y hacemos. En el pueblo seguro habrán muchas miradas curiosas y desconfiadas, muchas veces. Ya me ha pasado cuando se me ocurre salir a correr por las tardes sola..
Sus miradores
Las vistas de esta ciudad no cansan nunca, y aunque en el pueblo, y hasta desde nuestra casa, la vista llena de verde y cielo son muy bonitas, voy a extrañar los techos rojos y los laberintos que terminan en el Tejo de esta ciudad.
Sus cafés agradables
No son muchos los que nos encantan, pero son espacios en los que hemos pasado momentos agradables y donde sabemos que podemos ir confiados a pedir una torta y un té deliciosos. Habrá que encontrar nuevos.
Nuestro amado parque, nuestra segunda casa
Esto será una de las cosas más difíciles, lo sé. El parque que tenemos al lado de casa es como nuestro jardín, vamos desde antes de Mími nacer, antes llevábamos a nuestra perrita, luego a Mími.. su kiosko lleno siempre de gente agradable, el
playground donde Mími ha aprendido a gatear, caminar, correr y saltar y donde hemos hecho a los mejores amigos.
El hospital, primer hogar de Mími
Esto lo extrañaremos, aunque estoy hablando con todos los médicos para ver si podemos seguir trayéndole a Lisboa cuando tenga consulta, siento que sería lo mejor, no quiero que perdamos la oportunidad de que siga siendo vista por este gran equipo.
También voy a extrañar la cercanía de todo, poder caminar unas pocas cuadras y estar en el centro de la ciudad, a un pie de los eventos, de los parques, de TODO. Vivir en el centro también tiene sus ventajas.
La luz de esta ciudad, la luz de nuestra casa.
Las golondrinas volando a toda velocidad por nuestra calle.
Extrañaré lo fácil que es llegar al aeropuerto desde aquí. 10 minutos de carro. En nuestra futura casa tendremos que manejar hora y media, o tomar carro o bus +un tren +metro..
Ahora, un poco de lo que me tiene cansada, y que seguramente no extrañaré:
Los vecinos ruidosos
Los niños de arriba corriendo y gritando, la madre gritando. La vecina de abajo gritándole a la de arriba por las escaleras o riéndose a carcajadas (diabólicas) a la 1am. Los vecinos subiendo las escaleras haciendo ruido como si estuvieran en la sala de su casa, y mucho menos extrañaré que me toquen el intercomunicador las visitas ajenas a las 11 de la noche para pedirme que por favor les abra la puerta que van al apartamento de arriba...
Las aceras angostas, resbalosas y sucias
Esto es de lo peor, lo que más nos deprime y nos desespera. La calzada portuguesa, bonita pero nada práctica, irregular, resbalosa y peligrosa. Si además le sumas que entre sus juntas se acumula sucio, vidrio partido, colillas de cigarro, y mil cochinadas más y que normalmente las aceras no miden más de un metro y que por si fuera poco debes compartirlas con los carros que la gente no puede aparcar en otro lugar aaarrrgggg ¡Boom!
Los carteristas
Vale, en Aveiro también hay, incluso ya vimos uno en acción. En nuestro pueblo afortunadamente no habrá, que no hay a quien estar robando, pero aquí en Lisboa sentimos que está terrible el asunto, y lo peor es que ya los reconocemos, y cada vez que aparecen la impotencia nos descompone. Aquí les comparto un post sobre
cómo evitar ser robados si vienen de visita a Lisboa
Las colinas
De esto nos vamos a salvar a medias, porque en el pueblo también hay, pero allá tendremos coche, y también espacio para ir en bici hasta el supermercado por lo menos. Hasta ahora en Lisboa he tenido que bajar y subir colinas cada vez que salgo de casa, empujando el carrito, cargando el mercado, llevando a Mími
en brazos.. no sé cómo no tengo piernas de acero a estas alturas..
Las escaleras por todas partes
Es que cuando llegamos a este barrio éramos dos jóvenes bohemios y románticos enamorados de Lisboa, y no es que no la sigamos amando, pero ya vemos que este barrio antiguo pierde el encanto cuando tienes que llevar el carrito en hombros para subir 500 escalones..
El tranvía atestados de turistas
Cuando el tranvía va solo, es agradable, cuando está lleno de turistas, como casi siempre, es una pesadilla. Va lleno de personas de otros países que simplemente no están interesadas en conocer los códigos locales, y se sientan en los puestos reservados, se suben antes que tu así hayas llegado primero y lleves a un bebé en brazos y además quieren tomar fotografías del tranvía si importarles la cara de ogro que les pones mientras con una mano te agarras para no caerte por ir de pie y con la otra tapas la cara de tu bebé para que no salga en la foto.. hasta hemos dejado de ir a la biblioteca por esto, porque es el único medio de transporte que me recoge en la puerta de casa y me deja justo al lado. Ni hablar de mi ánimo si además en medio de esto se suben los carteristas..
Las filas enormes en el supermercado miniatura
Nosotros hacemos compras locales, en la frutería, la carnicería y la panadería, pero cuando nos toca ir al supermercado del barrio.. siempre es una pesadilla. Locales mínimos atestados de gente. ¡Que vengan los supermercados casi vacíos del pueblo!
Las esperas eternas en el centro de salud
Dos horas para marcar la cita, dos horas para esperar por el médico, tres meses para que te vea el especialista, meses para que te operen.. así son los tiempos de espera de la seguridad social en las grandes ciudades.
La falta de espacio para ir con el carrito o con Mími de la mano
No hay por donde caminar, no hay espacio, si vas aun café tienes que cerrar el carrito, si vas por la calle no puedo dejar que Mími camine en paz porque no hay espacio o está toda sucia la acera, ya se ha caído sobre vidrios partidos... me falta el aire de pensarlo ya..
Las doñas que quieren tocar a Mími y la asustan
No sé por qué puse esto.. en el pueblo va a ser igual jajaja ¿Y lo de "jugar" a quitarles los juguetes a los niños? no sé si eso es algo lisboeta, pero a Mími SIEMPRE se le atraviesa algún anciano a jugar a quitarle sus peluches en la calle, ella se asusta, a mi se me marca la vena de la frente.
El intercomunicador
Ya, ya sé que soy un poco exagerada y que muchas cosas me molestan, eso no va a cambiar, lo siento. El intercomunicador suena muchas veces al día en casa, cuando es publicidad casi le grito al que tocó que la deje en la puerta que no le voy a abrir, y cuando es el cartero y no trae nada para nosotros pero sabe que siempre estamos en casa.. me dan ganas de.. digamos que de gritar. Me estoy pensando si en la casa vamos a tener un timbre o no..
Se ha hecho larga la lista, y podría seguir, pero me tengo que ir al parque. Sé que en la casa me esperan cosas molestas que aun desconozco, y sé que voy a extrañar mucho esta vida lisboeta, que a pesar de lo malo tiene mucho encanto, pero de eso se trata ¿no? cómo decía en
el post sobre inglaterra " mientras pueda hacerlo quiero seguir moviéndome y conociendo mis opciones"
Ah, no me malentiendas Lisboa, te amo, te amamos, y creo que seremos
alfacinhas forever. Aquí me siento en casa, me siento acogida, has sido mi verdadero segundo hogar, y seguramente no podré contener las lágrimas el día que partamos, pero igual no pasará mucho tiempo hasta que regresemos de visita, estamos conectados a ti.
¡Lisboa é liiiiinda!