Hemos hecho tanto con tan poco para hacer de esta casa abandonada un hogar. Miro las fotos de cuando preparábamos la mudanza y me sorprende.
Este mes cumpliremos 6 meses aquí, y aunque no hemos hecho grandes trabajos ni inversiones (apartando los trabajos en el techo) la casa es otra. Le hemos puesto mucho cariño y seguimos ordenando los proyectos importantes en nuestras cabezas.
Y aunque hay días en los que me provoca hacer las maletas y mudarme a una casa apretada pero con cocina nueva, la mayoría del tiempo sé que esto es una transición y que pronto me reiré pensando en la época en la que se nos partían todos los platos en el lavaplatos antiguo de mármol.
Lo que aun no sé con certeza es si me reiré desde otra casa, en otro lugar, o si será sentada en mi cocina soñada bajo este mismo techo.
Guardaré y compartiré en este blog algunas fotos de antes y después de la casa. Aunque los después de ahora mismo no sean los definitivos.
La primera foto, la habitación de Mími. Lo que se retrata aquí es el rincón de lectura. Muy parecido al de Lisboa, y en esta casa también la veo desde mi cama cuando se sienta en el colchón a leer o a jugar con sus animales.
El tapete colorido lo tenía el abuelo en su casa y se lo regaló a Mími. La silla, que en el momento de la foto estaba allí atravesada, es muy antigua, era donde se sentaba la abuela del padre de Mími a encender la chimenea. Estaba tirada en un cuarto, sucia y llena de bichos y la restauré y pinté con el mismo azul muy claro que tenían las paredes de la habitación de Mími en Lisboa.
Aun falta sustituir las ventanas por unas de doble vidrio y restaurar el suelo de madera que es el original de la casa. Pero ya se siente como un espacio habitado por nosotros.
Este mes cumpliremos 6 meses aquí, y aunque no hemos hecho grandes trabajos ni inversiones (apartando los trabajos en el techo) la casa es otra. Le hemos puesto mucho cariño y seguimos ordenando los proyectos importantes en nuestras cabezas.
Y aunque hay días en los que me provoca hacer las maletas y mudarme a una casa apretada pero con cocina nueva, la mayoría del tiempo sé que esto es una transición y que pronto me reiré pensando en la época en la que se nos partían todos los platos en el lavaplatos antiguo de mármol.
Lo que aun no sé con certeza es si me reiré desde otra casa, en otro lugar, o si será sentada en mi cocina soñada bajo este mismo techo.
Guardaré y compartiré en este blog algunas fotos de antes y después de la casa. Aunque los después de ahora mismo no sean los definitivos.
La primera foto, la habitación de Mími. Lo que se retrata aquí es el rincón de lectura. Muy parecido al de Lisboa, y en esta casa también la veo desde mi cama cuando se sienta en el colchón a leer o a jugar con sus animales.
El tapete colorido lo tenía el abuelo en su casa y se lo regaló a Mími. La silla, que en el momento de la foto estaba allí atravesada, es muy antigua, era donde se sentaba la abuela del padre de Mími a encender la chimenea. Estaba tirada en un cuarto, sucia y llena de bichos y la restauré y pinté con el mismo azul muy claro que tenían las paredes de la habitación de Mími en Lisboa.
Aun falta sustituir las ventanas por unas de doble vidrio y restaurar el suelo de madera que es el original de la casa. Pero ya se siente como un espacio habitado por nosotros.