No sabía si escribir esta entrada. Lo hago porque me ayudará a desahogarme y a responder las preguntas de familiares y amigos que se vienen.
Lo que me ha pasado es tan... ¿lamentable?.. ¿desafortunado?.. no sé, aun ni sé bien cómo llamarlo, lo dejaremos simplemente en mierda, es una mierda. Y no quiero que ninguna persona que me lea se sienta mal, triste o de ninguna manera negativa. Yo estoy bien, simplemente he decidido no sufrir por lo que no puedo cambiar.
Cuando me operaban hace 40 días, creo que me desperté durante la cirugía, no vi nada, solo tosí porque sentía que tenía algo en la garganta que no me dejaba respirar y antes de volverme a dormir escuché cuando alguien dijo "¿ay, tan rápido?" antes de acomodarme la mascarilla. Yo pensaba que eso había sido bizarro, pero no tenía idea de lo que estaba pasando más abajo de mi nariz.
Llevaba una semana y media sintiéndome muy bien, hasta que vino de nuevo mi período (sí, no tengo útero pero tengo ovarios y cuello, y aun me viene un período de sangrado mínimo) y un par de días después volvió el dolor. Pensé que sería porque había hecho mucho esfuerzo en el huerto, jamás me esperaba lo que me diría el médico el día siguiente.
Ayer tuve la consulta post-operatoria. Apenas entré al consultorio me abrí el pantalón y le dije al Dr. que pensé que ya estaba lista para volver a usarlos. Me dolía, era casi una tortura no llevar vestido. Le conté cómo me había sentido los últimos días y no pasó mucho tiempo hasta que noté que algo no estaba bien, era como si habláramos de cosas distintas.
Me habló de cómo le había costado arreglarme el músculo y me señaló el lugar donde me puso la malla. Espera ¿dónde? ¿cómo que allí doctor, si el endometrioma lo tenía aquí? (digo señalando mi lado derecho, a unos 30 cm más arriba del punto del lado izquierdo del que el Dr. hablaba.) "Yo fui el que te operó, recuerdo perfectamente dónde estaba la endometriosis. Igual déjame ver los papeles".
Esos 30 segundos que demoró en buscar el papel fueron eternos. Mi incredulidad iba en aumento y ya solo escuchaba un pito en los oídos. "Aquí está, del lado izquierdo, medía 5 cm."
....
Le expliqué que los médicos que me habían visto hasta ahora pensaban que era un error en la redacción de la resonancia magnética, que debía decir derecho y no izquierdo. Le recordé que una hora antes de la cirugía me llevaron el y un par de médicos más a ver el endometrioma en una ecografía para ubicarlo, que vieron donde estaba y que hasta hablaron de la posibilidad de hacer la cicatriz vertical para poder llegar mejor....
Uno de los médicos, el más veterano, sugirió marcar con rotulador la ubicación, los otros dos dijeron que no era necesario. Maldita sea.
El no recuerda nada de eso (y si ahora lo recordó jamás lo aceptará). A la hora de operar simplemente siguió lo que decía la resonancia, y efectivamente había un endometrioma con las mismas medidas del lado izquierdo, junto a la cicatriz de la cesárea. Pero no era ese.. no era ese el que me llevó a buscar respuestas y soluciones, el que me amarga la vida. No, ese aun lo tengo, y desde la cirugía me produce más dolores que nunca, dolores que pensaba eran parte de "la recuperación".
No, la recuperación ha sido increíble, el lugar de donde me cortaron músculo para sacar el endometrioma no me duele, no me ha dolido nunca, ni al salir del quirófano. Todos los dolores, incluidos el que me mandó a urgencias sudando frío hace tres semanas son el maldito endometrioma que sigo cargando.
"No te preocupes, igual en tu caso pueden seguir apareciendo, si eso es lo que tienes del lado derecho te volvemos a operar".. "ya verás que no es nada"..
Me operaron de lo que no era, básicamente. Me sacaron un endometrioma que ni sabía que tenía, que jamás me ha molestado y que podía quedarse ahí hasta desaparecer con la menopausia.
¿Cómo me siento? Ayer no lo sabía, no me sentí desgraciada ni abatida, no puedo, no es mi naturaleza. Cuando vi acercarse la esperada ¿Por qué a mi? le mandé a seguir su camino, porque no, me niego a ser victima. Y no, tampoco creo que tenga mala suerte. Pasó y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo.
Mi llanto e incredulidad al salir del hospital tal vez tenían un poco de rabia incluidos, pero lo que me dolía en verdad era pensar en tanto miedo y energía desperdiciados. Tanto esfuerzo de mi marido por llevar todo en casa solo hasta ahora, mientras yo me recuperaba en cama, para nada. De pensar en vivir de nuevo el terror del quirófano, que me envejece años de lo mal que me pone. Del riesgo, las agujas, la cama de hospital, las vías, las enfermeras y su mala leche, mi mala leche y las enfermeras...
Tampoco siento ningún tipo de resentimiento por el médico. A pesar de que trató de llevar todo positivamente durante la consulta estoy segura de que cuando salí de allí tuvo que sentirse mal por haber metido la pata así.
Así me siento hoy. Mañana no lo sé. La verdad ya pasaron 24 horas desde la noticia y aun siento que es una pesadilla de la que me voy a despertar.
Y sí, supongo que pronto pasaré por quirófano de nuevo. Todo esto es un chiste muy cruel, impensable, pero una vez más, aquí vamos.