
Lo que me ha pasado hoy ha sido la cosa más bizarra e inesperada que podía pasarme el día que finalmente me reencuentro con mi mamá...
Llegó mi querida mami, vinimos a casa, Miranda la aceptó bien, hasta jugaron solas mientras yo cocinaba. Comimos un bacalao delicioso que preparé y nos acostamos a hacer una siesta.
Repentinamente me despierta un dolor en el costado izquierdo. Los primeros segundos pienso que es un gas inoportuno, y ya lo siguiente que hago es llamar a mi marido por el skype, que estaba trabajando en el cuarto de al lado, ya no tenía fuerzas ni para gritar, además no quería despertar a mi mamá. Llega y sostiene a Mími mientras yo trato de componerme.
Veinte minutos después el dolor me tenía tirada en el suelo desesperada. Que nos vamos a urgencias, que no me puedo mover, imposible subirme a un taxi así, no puedo estar sentada y ahora duele tanto que no paro de vomitar... llamamos una ambulancia..
Mientras los paramédicos llegan pasé de dolor brutal a dolor de mirada perdida e inmóvil. Mi Fla me coloca trapos con agua caliente en el costado. Estamos seguros de que es la piedra en el riñón que me vieron hace poco mientras buscaban la causa para el dolor abdominal que he tenido.
Llega la ambulancia, los paramédicos me examinan y me indican que debemos irnos al hospital, bajamos a la calle y toda la cuadra está asomada, jo... abran rápido la p%$4 puerta! me subo y hago uso de la "bolsa de mareos" enseguida. Llega el momento horrible en el que le piden a mi madre que se baje y se vaya en un taxi, que no pueden llevarla. La pobre no entiende nada. Pero le digo que se calme y que nos veamos en urgencias.
La ambulancia se pone en marcha. Nuestra vecina aparece y se lleva a mi mamá corriendo casi detrás de la ambulancia hasta el hospital. Me asombro cuando la veo llegar solo 3 minutos después que yo y le pregunto si tomó un taxi y me responde con la lengua de corbata: ¡Qué resbalosas son las calzadas portuguesas!... amor de madre.
En la ambulancia se va pasando el dolor y casi que le digo al paramédico que ya, gracias, pero me quiero bajar, que aun estoy a tiempo de llevar a Mími al parque.
Dos horas y media después, varios análisis y una inyección XXL rechazada, para alegría de mi nalga derecha, me dicen que efectivamente es una piedra. Que está buscando su camino a la libertad, y que mientras lo consiga seguiré con estos episodios. Esta vez no puedo creer que mi madre está a mi lado para decirme respira hija, ya va a pasar, o para cotillear conmigo en las terribles esperas.
¡Ah! y qué piedras tan compasivas tengo.. ¡hasta esperaron por mi mamá!