Tantas cosas buenas

Estamos tan contentos.

Miranda hoy ha estado todo el día sin oxígeno. Sin ninguna ayuda para respirar. Tranquila, descansando y despertando a veces para que todos caigamos derretidos a sus pies cuando abre esos ojos preciosos que tiene.

Esta mañana la Dra. la examinaba y parecía hablar por mi cuando le decía con mucho cariño que estaba muy orgullosa de ella, que era lo máximo y que ya falta poco para irse a casa con sus papás. Miranda le apretaba el dedo y se quedaba relajada escuchandola.

Ya no tiene catéter ni oxígeno. Solo nos queda un tubito por vencer, el de la alimentación. Y creo que a nadie que la conozca le pueden caber dudas de que lo va a lograr.

En cualquier momento la pasan de la incubadora a una mini cuna normal porque ya el calor de la incubadora es innecesario para ella y a veces tienen que apagarla porque le da calor.

Ahora le doy sus bañitos en una taza. En la misma en la que la bañé hace un poco más de un mes, pero ya no cabe tan cómoda, para mi alegría. Le gusta mucho el agua, se queda totalmente quieta y deja que la bañe con calma.

Su barriguita al fin no está enorme a causa del aire, y solo a veces tenemos que darle masajitos para ayudarla a aliviar los intestinos, que deben ser los más bellos del mundo también.

Está pesando 1630 gramos y midiendo 41.5 cm.

Estoy feliz porque falta poco, sin ansiedad, con una alegría serena inmensa en el corazón. Miranda viene con puras cosas buenas, con alegrías, amor y salud para todos de ahora en adelante. No puede ser de otra forma.