viernes, 18 de abril de 2014

Gracias Gabo


Cuando personajes famosos fallecen, sus simpatizantes se lamentan. Ahora tenemos las redes sociales y nos lamentamos juntos. Normalmente yo pienso en ellos, en sus historias, y sonrío, o dejo salir una lagrimita. Hasta ahí. 

Gabriel García Márquez ha muerto, el también, como un día lo haremos nosotros, no somos eternos. Pero esta partida me ha hecho pensar en tantas cosas.. su muerte ha hecho que la parte de mi corazón que adora a América del Sur me mire con cara resentida, porque para no sufrir todos estos años, he tenido que ignorarla. 

Un hombre particular. Me lo imagino volteando los ojos con cada homenaje cursi que le hacemos hoy. Asomándose desde el ataúd y mandando a todo el mundo a su casa porque no pasa nada, la vida continúa. 

No recuerdo qué edad tenía cuando leí el primer libro del Gabo. El coronel no tiene quién le escriba. Sé que tenía menos de 14 porque mi abuela vivía, y recuerdo exactamente esa tarde calurosa, en mi propio Macondo, en la que me eché en su cama a leerlo. Lo terminé antes de que mi madre volviera del trabajo. 

Luego en bachillerato, teníamos que leer alguno de los Doce cuentos peregrinos y exponer en clase al respecto. Yo leí los 12, hablé de cada uno, y cuando terminé, se me salía una lágrima de emoción. ¿Será que lo de el sentimentalismo empeora con los años?... 

Unos años después, me encerré a leer sin parar El amor en los tiempos del Cólera. Quería saber si Fermina y Florentino al final iban a dejar de ser tan tontos y tercos o si se iban a quedar toda la vida sin aceptar lo evidente. No esperaba que tomase 53 años, 7 meses y 11 días con sus noches..  

Viví en Macondo. Conocí a los Buendía y leí despacio, no quería que la historia terminara nunca.  

La disputa de Fermina y Juvenal por lo del jabón en el baño, y lo que las hormigas hicieron con el bebé, son partes de dos de sus historias que jamás olvido. 

 Esto es lo que más amo de este escritor. La capacidad para hacerme sentir que un lugar existe y que estoy ahí, la habilidad de hacerme sentir como una abuela, como un niño, como un enamorado. 

Hace dos semanas traje de la biblioteca uno de sus libros que no he leído: La Mala Hora

Hoy, siento que este hombre que respeto, que no me importa de quien fue amigo o qué dijo aquí o allá, vive un poco en lo que hago, en los rincones llenos de plantas de mi casa, en mi amor por los patios y mi fascinación con los pueblos y sus personajes particulares. 

Gracias Gabo, un día le mostraré a mi hija tus libros. Gracias por las tardes emocionantes, por los 11 libros tuyos que he leído y los que me faltan por leer, por las emociones, las historias y por tantas visiones del amor. 

Hoy vi en las noticias una frase que escribió en una postal que mandó desde Portugal en 1975 y me dejó con una sonrisa en la cara, porque es exactamente así como un día la definimos mi marido y yo:

 «Lisboa es la mayor aldea del mundo. Cuando regrese, te cuento de esta revolución.»


3 comentarios:

  1. Y yo jamás leí nada de él. Quizá va siendo hora.
    Vero ya leí de tu operación, espero que estés mejor. Y que te recuperes rápido para poder recuperar tu vida. Muchos ánimos.
    Besos

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  2. También compartimos, este amor por Gabo....... por el le puse el nombre a mi hijito!... El me dejó la pasión por la lectura!!!

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Gracias por comentar y por la buena compañía ^_^

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