sábado, 3 de diciembre de 2011

Mi parto a las 25 semanas (2da parte)



El primer día del año 2011 lo pasé inmóvil en una cama en el hospital, no podía levantarme por nada (ni para ir al baño claro)...  y  las enfermeras me dieron un baño con esponjas por la mañana. 

Debido al reposo absoluto, yo era un pequeño desastre. Meses sin peinarme bien, mi cabello era un nido de pájaros por estar acostada 24 horas el día..  sin sacarme las cejas,  pensaba que ya bastante dolor pasaba todos los días por los miomas como para estar con dolorcitos por estupideces. Y debido al reposo absoluto había perdido la masa muscular. 

Era como el cuerpo de una niña desnutrida con una barriga enorme y pechos de vaca lechera. Las enfermeras no me creían que comía normal. Todas venían a preguntarme qué me provocaba comer, y revisaban los platos antes de que se los llevaran para ver si comía algo. 

Ese día me pasaron a otra habitación, compartida con tres mujeres más. Yo lo que menos quería en ese momento era socializar. 

Mi hermana se estaba subiendo a un avión en Venezuela para venir a acompañarme. 

Tenía dos vías conectadas, una en cada brazo, y constantemente tenían que hacérmelas nuevas porque dejaban de funcionar. Por una me mantenían hidratada, para ayudar además a generar más líquido amniótico, por la otra me llenaban de antibióticos, ya que el mayor riesgo en el caso de rotura de bolsa es que la madre y el bebé se contaminen.

Todas las mañanas en ayuna me sacaban una o dos muestras de sangre para evaluar los indicadores de infección. Terminé con los brazos llenos  de verdes y morados. 

El abundante líquido que me suministraban y la falta de espacio en mi vientre, me hacían querer orinar cada 15 minutos, en serio, lo juro, cada 15 minutos. La chica que me traía el artefacto ese para hacer pis acostada (no me acuerdo del nombre y no me quiero acordar) era un sol, cada 15 minutos ya venía sin necesidad de que la llamara. Por las noches le pedía que me dejara dos al lado de la cama. Cada vez que orinaba sentía además como perdía líquido amniótico, ya reconocía el olor.

El 2  de enero llegó mi hermana. La única persona de mi familia que me vio embarazada. La única que conoce a mi hija hasta ahora. Apenas le pudo tocar un pie un día a través de las ventanas de la incubadora antes de devolverse a Venezuela dos meses después. 

Por la noche me llevaron a la sala de ecografías, la Dra. de guardia conocía mi caso, me atendió un día que llegué a urgencias sin poder mover la pierna izquierda a causa del dolor. Le dije que estaba sintiendo muchas contracciones. 

Miranda aun tenía líquido, pero por las contracciones a ellas les preocupaba que me pusiera de parto. Querían que todo fuera lo más planificado posible, dentro de lo que cabía en la situación. Me tenían las contracciones vigiladas y me dieron a tomar magnesio para calmarlas. 

El lunes 3 de enero vino a verme la primera doctora que atendió mi caso, de la consulta de infertilidad.  La que encontró a Mími en mi panza por primera vez y la única que me dijo: " Tal vez salga todo bien".. estaba muy preocupada. Yo sabía que estaban haciendo lo mejor que podían. Me sentí tan cuidada, tan en buenas manos cuando ella apareció.

Me dijo que la hemoglobina me había bajado a 8. Casi me desmayo. Tres semanas antes la tenía en 13. Me hicieron una transfusión de sangre al día siguiente. 

Luego vino una nutricionista. Me interrogó y fue evidente que estaba ahí por el asunto de la "anorexia".. le dije que me dejaran en paz, que yo estaba perfectamente bien. Me mandó una leche  proteica que las enfermeras me traían con galletitas por la mañana y antes de dormir en la noche. Se me hizo un vicio, me la consintieron los 9 días que estuve internada

Mientras esto pasaba, mi querido esposo contó lo que sucedía a nuestros amigos y familiares, les pidió que nos tuvieran en su mente, que nos enviaran toda la buena energía posible.. la mayoría ni sabían que estábamos embarazados. Fueron increíbles. Nunca sentí tanto amor junto, tantas buenas  intenciones, tanta fuerza. Esa compañía fue muy importante en este camino. 

Mi hermana me contó que había traído muchas cosas para Miranda, incluso un moisés para que durmiera los primeros meses. Cuando se fue, lloré con Flavio, le dije que no quería ver las cosas, que por favor no trajeran nada, que tenía miedo, que nunca había sentido tanto temor en mi vida. El me dijo que dejara el miedo, que todo iba a salir bien. 

Ya tenía 25 semanas y 2 días. 




3 comentarios:

  1. Que recuerdos!! Yo estube dos meses y una semana ingresada...Y aguante lo del pelo en un moño gigante enmarañado y luego total con tanto bebe tirandome del pelo y la caida a puñaos que tuve despues del parto, me lo tuve que cortar! Si lo se me lo corto nada mas ingresar!! A mi me daba mucha verguenza las matas de pelo que tenia por todas partes, las piernas y las partes...ya sabes. Y como me venian a ver hasta los estudiantes al ser un embarazo de trillizos pues es una oportunidad para que aprendan..

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  2. A mi también se me caía horrible!! ahora lo llevo laaaarrrgooo, y durante el reposo muchas veces pensaba en cortármelo muy bajito, pero no sé por qué tenía una imagen cliché desde pequeñita de ser una mamá de melena larga jajaa que tontería, pero bueno, aquí estoy, como lo imaginé :)

    El día de la cesárea yo también pensaba: ay dios me van a ver todos estos médicos así como la mujer lobo? jajajajaja ahora me da risa, pero en el momento no puedes evitar que te de vergüenza jajaja

    A mi también me venían a ver todos, por los miomas!! jajaja creo que no había conocido hasta ahora una mamá que haya pasado por una situación tan similar...

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  3. Hola!! joer vaya historia! gracias por compartir tus experiencias

    una abrazo!!

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Gracias por comentar y por la buena compañía ^_^

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